La siempreviva arbórea es muy apreciada por los amantes de la jardinería por sus bellas rosetas que se tornan rojizas en los bordes al exponerse al sol. Esta planta tiene un porte que recuerda a un árbol, algo que queda implícito en la palabra arboreum de su nombre científico aeonium arboreum. Gracias a ese aspecto de árbol se cultiva en maceta como si fuera un bonsái.

De apariencia sencilla, pero no poco atractiva, el bejequillo tinerfeño es una suculenta que queda bien en cualquier jardín. De cuidados sencillos y amante de la semisombra, el bejequillo tinerfeño crece formando un rosetón de hojas verde azuladas que atrae todas las miradas. Hacia el final de la primavera se asoman, por encima de las hojas, las flores de color amarillo pálido en pequeños racimos.

La molinillo de cobre tiene aspecto de pequeño árbol, ya que sus tallos son muy gruesos, sujetan las grandes y atractivas hojas en forma de roseta, de color verde oscuro con detalles amarillos y rosáceos en los bordes. Si crece lo suficiente da lugar a cúmulos de color blanco.

A diferencia de otras suculentas de bordes rojizos, el bejequillo Menudo (Aeonium sedifolium) destaca por tener un follaje abigarrado que en conjunto con su crecimiento arbustivo, hace que sea una planta especialmente atractiva para cultivos en exteriores como paisajismo. A su vez, suponen una especie aún más distintiva puesto que sus flores son amarillas, a diferencias de otras de su género.

La bea Dorada es especial porque entra en período de reposo vegetativo en su mejor momento. Durante los meses de verano, entra en un largo período de latencia en el que las hojas externas se marchitan y las internas adquieren un bonito tono rosado y se curvan hacia dentro, formando una «rosa». Con el descenso de las temperaturas, la planta empieza a crecer de nuevo; sus hojas recuperan el verde que tenían y se expanden poco a poco. Cabe señalar que a esta planta no le gusta el calor sofocante; aun así, se debe evitar regarla durante el período de reposo vegetativo, ya que esto puede llegar a matarla.

El gongaro flor de piedra es una planta suculenta de pequeño tamaño, endémica de las Islas Canarias. Posee raíces subterráneas rastreras que forman rosetas basales de hojas erguidas y tallos florales de color amarillo. Es capaz de producir híbridos rápidamente con otras plantas de la especie, por lo que no siempre es fácil de distinguir. Su epíteto (Aeonium simsii) hace honor al botánico John Sims.

Oreja de abad se utiliza fácilmente en jardinería ornamental en climas cálidos. Esta planta suculenta no florece con frecuencia; suele producir flores en el quinto año de crecimiento. Después de la floración, la planta muere, pero suele dar nuevas plantas antes de que esto ocurra.

Los aeonium arboreum 'Zwartkop' son plantas suculentas y perennes, de tallos desnudos y hojas llamativas. La mayoría de sus especies se han vuelto invasoras en varias zonas. Su facilidad de cuidado y resistencia las hace muy populares como plantas de jardín y maceta. Pueden ser cultivadas tanto en interiores como en exteriores.