El tármica, la cual crece al costado de riachos de montaña y cerca de fuentes de agua, recibe su nombre botánico, Achillea ptarmica, en honor al legendario Aquiles, el guerrero que cayó en Troya tras haber curado a la mitad de sus soldados colocándoles compresas hechas con sus flores. Destaca en el mundo vegetal por su enorme capacidad de adaptación y aclimatación, razón por la que hoy se la puede encontrar en múltiples latitudes. Pertenece a la misma familia que la manzanilla, la caléndula, el girasol y la lechuga. Si has tratado de oler una de sus flores, habrás estornudado.