Ajo, originario de Asia Central, se ha expandido mucho más allá de sus orígenes. Ahora se cultiva e introduce en múltiples continentes, incluyendo Europa, África, América del Norte y del Sur, y partes de Asia. Adaptable a varios climas, ajo prospera en áreas tan diversas como la cuenca mediterránea, los subtropicales e incluso regiones templadas, lo que lo convierte en una especie verdaderamente global.