Anís gitano se origina en Europa y el norte de África, siendo una maleza resistente que prospera en tierras baldías y suelos perturbados. Se considera una maleza debido a su crecimiento agresivo y su reproducción prolífica, tanto por semillas como por un sistema de raíces rizomatosas. Anís gitano puede sofocar el crecimiento de variedades de plantas preferidas, alterando el equilibrio de los ecosistemas locales. Posee espinas afiladas que pueden causar daño físico a las personas que entran en contacto con ella, lo que la convierte en un problema significativo para los jardineros desprevenidos. Anís gitano es especialmente destructiva en jardines donde compite con las plantas deseadas por recursos, reduciendo así el rendimiento y el atractivo estético general. El principal método de dispersión es a través de semillas que son fácilmente transportadas por el viento, el agua y la actividad humana o animal. Esto hace que controlar la propagación de esta planta sea una tarea desafiante para los jardineros. En resumen, la resistencia de anís gitano, su rápida reproducción, su crecimiento agresivo y sus espinas dolorosas la convierten en una maleza dañina e indeseable en los jardines.