Ardisia squamulosa es una planta nativa del sudeste asiático, especialmente en regiones con climas cálidos y húmedos. Esta planta se clasifica como una maleza debido a ciertas características. Primero, tiene una producción prolífica de semillas, lo que le permite colonizar rápidamente un área. Segundo, tiene un fuerte mecanismo de adaptación a una variedad de condiciones, lo que le permite prosperar en múltiples entornos, desde suelos ácidos hasta hábitats costeros. Esta adaptabilidad hace que sea bastante difícil erradicarla de jardines o prados una vez que comienza a extenderse. Su crecimiento puede competir con plantas nativas, reduciendo la disponibilidad de recursos y alterando potencialmente los ecosistemas. Si decide cultivar ardisia squamulosa en su jardín, esté atento a la aparición de múltiples plántulas, ya que esto podría ser un signo de que la planta está comenzando a invadir el área. Los principales medios de propagación de ardisia squamulosa incluyen tanto sus semillas como su sistema radicular. Las semillas son dispersadas por animales, mientras que su extensa red de raíces subterráneas ayuda a la planta a propagarse de forma eficiente y resiliente mediante la reproducción vegetativa.