Aunque no son espectaculares, las flor-mono son capaces de dar alegría a los rincones más sombríos y húmedos del jardín. Según la especie, tendremos una planta, una hierba o un arbusto leñoso, algunas de ellas con un suave aroma a almizcle. Suelen adaptarse muy bien en suelos húmedos y pantanosos, incluso en aguas poco profundas. Las flores, por lo general con forma de embudo, pueden ser de color rojo, amarillo, crema… La variedad en ellas es infinita.