Garras del diablo es nativa de partes de América del Norte y se ha introducido en otras regiones como una maleza debido a su uso en cultivos y ornamentos. Sin embargo, tiene el potencial de volverse invasiva. Aunque no está listada como invasiva a nivel federal o estatal en los Estados Unidos, prospera en hábitats perturbados, donde tiene el potencial de superar a otras especies beneficiosas. Puede volverse agresiva en contextos agrícolas, como en pastizales y campos. Por ejemplo, puede reducir los rendimientos de algodón en más del 80%. También se propaga fácilmente, ya que sus cápsulas pueden engancharse en personas y animales. Su resistencia a los herbicidas hace que sea difícil de controlar. Las técnicas de remoción manual, que incluyen el arranque a mano, el escardado y el arado, han sido efectivas para controlar a garras del diablo.